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El show de No Te Va Gustar incluyó covers de Sumo, Jaime Roos y los Redondos.

Unos tres mil espectadores alteraron por unas horas la legendaria tranquilidad de la localidad uruguaya. El ascendente grupo local No Te Va Gustar fue la principal atracción de este encuentro que lleva cuatro años poniéndole rock y electrónica al verano.


Tres mil personas caminando por el tranquilo poblado uruguayo de La Pedrera a la hora en que los primeros albores competían con una luna majestuosa: no era una estampida de niños ansiosos por descubrir qué les habían dejado los Reyes Magos en los zapatitos, sino el público que acababa de ver a No Te Va Gustar, la banda charrúa que está ahí nomás de dar el salto a las ligas mayores del rock rioplatense. El marco del show fue la fiesta Vox Pop, toda una tradición de la costa uruguaya, con cuatro años consecutivos poniéndole rock y electrónica al verano. Algunos decían que la merma de público en las dos últimas temporadas tiene que ver con la falta de grupos argentinos en la grilla –en 2005, con Babasónicos y Catupecu Machu, hubo más del triple de asistencia–, aunque la propuesta junte a buena parte de la escena del paisito en una misma noche.
En esta ocasión, salvo por unos doscientos que nunca se movieron del escenario desde donde los DJ disparaban beats electrónicos, la Vox Pop entera parecía pendiente del show de NTVG. Y el grupo no decepcionó, pese a que la garganta del cantante y guitarrista Emiliano Brancciari no estaba en una de sus mejores noches: más de dos horas de show, que incluyeron covers de Sumo, Jaime Roos y los Redonditos de Ricota, pusieron a todos a saltar. Y hubo pirotecnia disparada al cielo desde el público, pero ni la banda ni nadie pareció preocuparse mucho en ese predio tan amplio.
NTVG diseminó sus hits –esos que suenan seguido en las radios argentinas– en lugar de concentrarlos al final, con lo que mantuvo todo el tiempo la expectativa de sus fans. “Verte reír” (con un fragmento de “Mañana en el Abasto”) sonó al principio, lo mismo que “Vivir muriendo”. En el medio, el reggae de “No hay dolor”, para el final todos a corear la oscura letra de “Al vacío”. La banda, que tiene varios de los tics del rock barrial made in Argentina pero mucha más variedad estilística (canto popular uruguayo, reggae, ska), está en un gran momento, de ahí el anuncio de dos fechas a mediados de abril en el Teatro de Verano montevideano. ¿Y en Buenos Aires? Por la respuesta en el último Pepsi Music, se viene el estallido también del otro lado del río.
Por el escenario principal de la Vox Pop pasaron también los Buenos Muchachos, en una noche muy poco inspirada, con el cantante Pedro Dalton luchando demasiado para afinar y con la banda más empeñada en ganar por aturdimiento que por las melodías (ruidosas, eso sí) que se le conocen de los discos. A quien sí le fue muy bien fue a Martín Buscaglia, que se ganó al público a fuerza de buena onda y la sutil ironía de sus canciones. Además, claro, de su notable banda, con los Ibarburu (ex Roos y Fito Páez) afiladísimos en plano funk. Pese a que el comienzo del show fue con muchos problemas de sonido, Buscaglia lo remontó poniendo a todo el mundo a hacer coros en “El sol” y “Lavapiés”, rockeó mandolina en mano con una versión del tema de “Brigada A”, hizo bailar con “Chúpame la mente cable” y esbozar sonrisas con “Cerebro orgasmo envidia y Sofía”. Pese a que la mayoría había ido a otra cosa, el cantante sorprendió y se fue muy aplaudido. Por ahí andaban el cantante de Bersuit Gustavo Cordera, el actor y músico Mex Urtizberea, la humorista Maitena y su esposo Daniel Kon (manager de Soda Stereo), y una comunidad hippie que presentó un espectáculo de acrobacias en telas y bailes con fuego.
Mientras, en una carpa pasaban desde bandas que todavía no superaron el amateurismo hasta el show divertido y kitsch del artista multimedia Dani Umpi, que salió a escena con una larga peluca negra y coronita de utilería igual que sus dos bailarines. “Chicos, los Reyes Magos somos nosotras”, ironizó, y puso en escena todo el melodrama sobre bases berretonas (si no, no tendría gracia) que causa gracia en cada Vox Pop: el montevideano estuvo en las cuatro ediciones. En una senda parecida transitan los Closet, que presentaron su ep Dildo! bailando sin parar. Luego, la carpa fue “copada” por la porteña fiesta Bubamara y sus sonidos balcánicos mezclados con beats electrónicos, y con la participación de la Orquesta Babel para ponerle todavía más color a la noche. De espaldas a ese escenario, también al aire libre, estaba montada una tarima por la que desfilaron varios DJ montevideanos, entre los que se destacó el set de Barbara Wild, que mezcló estilos con desenfado. Otra dama, Vivi Seixas, hija del legendario músico brasileño Raúl Seixas, también mantuvo encendida la pista durante tres horas. ¿La mejor prueba del éxito? El polvo que levantaban los bailarines, porque el pasto en esa zona ya era un buen recuerdo. La fiesta siguió hasta que el sol le ganó a la luna, a esa hora a la que los chicos más ansiosos ya se levantaban para ver qué les habían dejado en los zapatitos Dani Umpi y sus secuaces.

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