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Diez años después, "Sólo de noche" revive en dos discos y un documental

SEBASTIÁN AUYANET

No Te Va Gustar era una banda desde 1994. Fue una banda con disco propio desde 1999. Y se convirtió en una banda clave para el rock uruguayo gracias a ese disco clave que acaban de reeditar multiplicado por tres.

Este año, dos de las bandas más exitosas en la segunda ola del rock nacional miraron a su pasado en dos películas. La Vela Puerca acaba de lanzar el documental Normalmente anormal, dirigido por Agustín Ferrando y No Te Va Gustar aprovecha los diez años de Sólo de noche para editar Sólo de día, un pack de tres discos con el original, una película que cuenta la historia de ese primer trabajo (Unos días después, dirigido por el ex batero Pablo "Chamaco" Abdala) y un segundo disco de versiones con suerte dispar (casi todos los discos de versiones son así) y tomas en vivo triunfales, todo producido por el también ex bajista Mateo Moreno.

Quizá afectados por el vicio revisionista tan de moda de volver a las raíces, quizá para cerrar un ciclo que se puede contar en años o en logros y que los encuentra hoy parados en una ola que se expandió hacia Argentina, ambas bandas decidieron mirar al pasado. En cualquier caso, son dos documentos que generan lo mismo en cualquier escucha, haya estado más cerca o más lejos de todo aquello: una de las primeras nostalgias que no se toma prestada de padres, tíos o primos mayores. Y ese es el tipo de cosas -más allá de cualquier valoración subjetiva- que definen a una generación.

Así de importante es Sólo de noche hoy, diez años después. Se trata de uno de esos pocos discos que hacen preguntarse a muchos que ahora pisan sus últimos veinte años o sus primeros treinta dónde se estaba o qué se estaba haciendo cuando esas canciones comenzaron a sonar en la radio. ¿Dónde está el primer recuerdo de esas canciones? ¿Dónde salté por primera vez con No era cierto? ¿En Plaza Mateo? ¿En una Fiesta de la X? ¿En el Teatro Moreno de Malvín?

La primera imagen de Unos días después, la película de Abdala, activa ese tipo de recuerdos. Fernando Goicochea entrega el premio mayor del Festival de la canción Sub 20 -término de moda en aquellos años del equipo de fútbol que fue subcampeón mundial en Malasia- que organizaba la Intendencia Municipal de Montevideo junto al TUMP. Se lleva el premio No Te Va Gustar, nombre que contenía los rayes musicales de Emiliano Brancciari, Mateo Moreno y el "Chamaco" en shows liceales y que, a esas alturas, ya tenía siete integrantes; "Japo" Castex, Martín Gil, Emiliano García y Pamela Retamoza completaban el cuadro. Eran años de trillar barrio y tocar en cajas de zapatos, pequeños pubs y boliches con el olor a cerveza impregnado en las paredes y espacios apretados.

"Siempre me llamó la atención el rigor que tenían desde el arranque", recuerda Mandrake Wolf. Él fue uno de los invitados, quizá el que traía más nombre, en ese primer disco grabado en una vieja casa de varios cuartos. "Eso no era muy común en la música de acá en esos tiempos, y menos adentro del rock. Ellos ensayaban mucho. Demasiado para mí. Nosotros con Los Terapeutas no ensayábamos nunca. Ellos no paraban".

Insistir. "Santiago Svirsky era el manager de la banda en ese tiempo y ya me había traído un demo cuando yo trabajaba en Obligado Records, en la época del Deskarado, el primer disco de La Vela Puerca", recuerda Andrés Sanabria, hoy director del sello Bizarro. "Cuando me traen el segundo demo de cinco canciones me llamó mucho la atención, pero ya trabajaba en Warner. Bizarro era todavía una idea, pero en Warner nadie iba a querer hacer nada con una banda uruguaya. Grabamos un simple en la casa de Washington Carrasco, al estilo inglés, con Déjame bailar, y empezamos a difundirlo. En aquel momento, la repercusión en los medios era nula".

Con el dinero del concurso más lo que puso Sanabria, la banda se encerró en una casa, a grabar entre cocinas y otras habitaciones junto a un Juan Campodónico recién salido del Peyote Asesino y con Julio Berta como técnico asistente. El productor prefirió improvisar el estudio casero para no cambiar demasiado de ambiente, y así comenzó la primera experiencia del grupo.

"Yo tocaba en un proyecto solista de Santiago Tavella, que a su vez tocaba con el `Chamaco`, Mateo y Emiliano. En la casa de Santiago nos conocimos, cuando fuimos a grabar juntos", recuerda Wolf. Al poco tiempo, Brancciari lo llamó para invitarlo a poner su voz en el bolero bluseado Cosa linda. "Después escuché el disco y dije `pa, pero tocan bien estos tipos`. Ahí tuvimos la presentación en la Zitarrosa y me di cuenta de que era una banda que te tiraba para adelante".

Sólo una vez. "Nomás poder terminar, y que fuera un disco que tuviera entretenimiento, sonido y buenas canciones estaba cumplido", dice Campodónico. Terminó sacando bastante más. Apoyada en la fuerza de Abdala y de la curiosidad de Moreno por cubrir géneros varios, No Te Va Gustar ya le sacaba pogos y bailoteos a amigos y recién llegados a los conciertos. Pero a partir de Sólo de noche definió una identidad basada en los extremos. "Yo quería que fueran bien latinos cuando iban a lo latino, y extremadamente rockeros cuando era rock lo que tenía que sonar", dice el productor. Así suena Déjame bailar, entre los ritmos más tropicales y el arrebato de pisar el pedal y hacer sonar esa guitarra que invitaba al descontrol.

El resto del disco es la paleta fundamental del sonido NTVG, ese grupo que rápidamente pasó del prejuicio a la aceptación; tan rápido como de la rumba al guitarreo folclórico o al "skank" y a los bajos color rasta. Hay quien dice que, muy a su estilo, con otras influencias y dentro de un sonido muy distinto, No Te Va Gustar levantó junto a otros artistas el legado del Peyote Asesino, el de sacudirse la idea de que al rock uruguayo estaría siempre condenado a sonar y a mirarse en la media tabla.

El "rock de acá" antes de los estadios y las giras

En diciembre de 1999, Emiliano Brancciari, Mateo Moreno, Pablo Abdala, Gonzalo Castex, Martín Gil, Pamela Retamoza y Emiliano García grabaron el primer disco de No Te Va Gustar. Fue la piedra fundamental de varios fenómenos clave del rock uruguayo: para empezar, la primera producción ejecutiva independiente de Andrés Sanabria, hoy director del sello que más rock nacional edita por año. También fue el primer trabajo de uno de los productores más influyentes en la música nacional (Juan Campodónico) y, a la vez, uno de los discos que le dieron una nueva identidad al género rock en Uruguay. A partir de la cruza de ska, reggae, ritmos latinos y canciones campamenteras, NTVG arrancó su carrera discográfica con un trabajo que aún hoy, a diez años de su edición, continúa derribando prejuicios. Sólo de noche vuelve reeditado y con su influencia reconocida.

"Sólo de noche", de lejos

Mateo Moreno

Ex bajista de la banda

"Tocamos de todo lo que queríamos tocar. Y todo lo que teníamos ganas de hacer lo hicimos. Se tomaron riesgos sin saberlo, era otro momento de la música acá. Y quizá eso mismo fue lo que lo hizo un disco tan valioso". (Tomado del documental Unos días después).

Mandrake Wolf

Los terapeutas. El invitado

"A mí no me gustan las bandas con trompetistas. Me pasaba que tuve el honor de hacer conciertos a dúo con Emiliano y que tocáramos cosas con guitarra en lugar de las trompetas y me volaban la cabeza. Ahí tenés el tipo de compositor que es, es increíble".

Diego Bartaburu

baterista actual de NTVG

"En esa época me acuerdo que los había ido a ver al Molino de Pérez y no me habían gustado, me aburrí y me fui. No le di bola al disco en ese momento. Ahora lo escucho y me doy cuenta de que tiene muy buenas canciones. Después la banda maduró y mejoró a partir de ellas".

Federico Lima

compositor, productor

"Cuando salió no le presté atención, lo puse en el casillero del ska y el latin rock. Luego me di cuenta de toda la experimentación que tiene. Hay `hits` indestructibles, que hablan en el código de muchos chiquilines que los seguían. Es un disco que define esa época del rock de acá".

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