09.08.2014 
14.11.2014 
06.12.2014 
La gloria celeste“No te va gustar” no hizo honor a su nombre y paseó un repertorio por toda la música rioplatense. Candombe, tango, milonga y murga en clave yorugua.
Con su segunda visita a San Luis, “No te va gustar” consolidó su posicionamiento de banda querida por el público puntano. El año pasado hicieron dos recitales en días continuos y vendieron unas 600 entradas en total. El domingo, vísperas de un día laboral, sin la frescura de un disco reciente y en un mes de muchos recitales, unas quinientas personas aceptaron la invitación del grupo uruguayo.
Venidos desde el otro lado del charco, el octeto es un combo de ritmos rioplatenses (candombe, murga, milonga) con la modernidad del rock, el hip hop, el reggae y el funk. Emiliano Brancciari es un frontman humilde, que oficia de maestro de ceremonia pero deja que sus compañeros también se luzcan desde los instrumentos.
En ese papel se destacada Denis Ramos, un duende del trombón a vara, que maneja al público desde arriba del escenario y tiene una intervención sensacional como mc en la furiosa “El oficial”, una crónica casi periodística sobre un ex policía que asesinó a tres chicos mientras Argentina ardía en el 2001.
Porque la banda de Brancciari está también preocupada por la realidad social en letras que denuncian, relatan y describen, siempre en marcos de historias mínimas y concretas. A propósito el saxofonista Mauricio Ortiz anunció que NTVG estaba acoplada a las actividades de la semana mundial de la Educación.
Pero también las canciones de amor de los uruguayos son belleza en acordes menores y con un trabajo de timbales sencillamente magnífico.
En esa lista se destaca la fatalidad murguera de “Clara”, el minimalismo susurrado de “Cosa linda” y el descorazonado desprecio de “En la cara”, tocado como un power trío.
“Estamos lejos de casa, pero nos tratan como si estuviéramos en casa”, dijo Emiliano antes de invitar al primer gran coro de la noche con “Mañana puede ser un gran día”.
“Estamos lejos de casa, pero nos tratan como si estuviéramos en casa”, dijo Emiliano antes de invitar al primer gran coro de la noche con “Mañana puede ser un gran día”.
El show es un repaso por los cinco discos de la banda todos parejos, todos buenos-, con algunas sorpresas: una versión previa de “No lo ves”, inferior a la que quedó en el último disco. Y una de “Difícil”, de “Aunque cueste ver el sol”, que mejora el original.
Otro momento en el que el público acompañó con su canto fue “Verte reír”, el reggea cadencioso que la banda pegó con “Mañana en el abasto”, himno de Sumo durante el que Brancciari juega a ser Luca por un ratito. No es el único contacto con el rock argentino: en “La única voz” hay unos compases similares a los que Charly García usó en la versión unnpluged de “Yendo de la cama al living” y otra de las canciones tiene un aire a “Bienvenidos al tren”, de Sui Generis.
Pero la mayor influencia de NTVG es el Río de Plata, tierra celeste y de sol; de murgas y tangos; de necesidades y papeleras; de mate y fútbol. En “Cielo de un solo color” están todos esos elementos atravesados por las voces sentimentales de todos los integrantes de la banda, mientras Brancciari recita a “Falta y resto”, una de las más bohemias murgas uruguayas: “Se va la murga que dice y no grita/ la murga que vino, se va/ Esta murga, por la margarita/ esta murga siempre volverá”.
Para el final, la banda se dejó los que acaso sean sus dos mayores hits por estos días: “Pensar” (otra fábula de disconformismo envasado en una historia potente que contiene la frase de protesta más certera de su discografía: “Con hambre no se puede pensar”) y “Fuera de control”, convertido en sorpresivo éxito luego de que Marcelo Tinelli la eligiera para cerrar sus bailes por un sueño.
Otro momento en el que el público acompañó con su canto fue “Verte reír”, el reggea cadencioso que la banda pegó con “Mañana en el abasto”, himno de Sumo durante el que Brancciari juega a ser Luca por un ratito. No es el único contacto con el rock argentino: en “La única voz” hay unos compases similares a los que Charly García usó en la versión unnpluged de “Yendo de la cama al living” y otra de las canciones tiene un aire a “Bienvenidos al tren”, de Sui Generis.
Pero la mayor influencia de NTVG es el Río de Plata, tierra celeste y de sol; de murgas y tangos; de necesidades y papeleras; de mate y fútbol. En “Cielo de un solo color” están todos esos elementos atravesados por las voces sentimentales de todos los integrantes de la banda, mientras Brancciari recita a “Falta y resto”, una de las más bohemias murgas uruguayas: “Se va la murga que dice y no grita/ la murga que vino, se va/ Esta murga, por la margarita/ esta murga siempre volverá”.
Para el final, la banda se dejó los que acaso sean sus dos mayores hits por estos días: “Pensar” (otra fábula de disconformismo envasado en una historia potente que contiene la frase de protesta más certera de su discografía: “Con hambre no se puede pensar”) y “Fuera de control”, convertido en sorpresivo éxito luego de que Marcelo Tinelli la eligiera para cerrar sus bailes por un sueño.
Fuente de datos: http://www.eldiariodelarepublica.com/
